domingo, 24 de junio de 2018

Después de un tiempo

Ha pasado mucho desde la última vez que escribo por aquí. Cada vez es menos usual que dedique tiempo de mi vida a reflexionar acerca de las cosas que me suceden, será que tiene que ver con lo rápido que parece pasar el tiempo cada vez más... Puede ser.

Es imposible no comentar que ya cuento con treinta años. Tengo muchas cosas bajo el brazo con esta nueva década. Escribía en el post anterior algo de mis resoluciones de vida, a las cuales trato de manterme fiel. La verdad es que mientras escribo todo me da tedio relatar acerca de lo que me viene aconteciendo, quiero terminar esta entrada. Debe ser la falta de costumbre de estar metida en la escritura. Ya no recuerdo mucho como es que siente escribir con tanto ahinco como lo hacia hace poco tiempo atrás. Muchas cosas han cambiado en mi vida desde el 2016. 

Tener un trabajo, trabajar al fin y al cabo, y ajustarte a una rutina es algo determinante. Mi vida ha dado un giro casi completo. Se ha vuelto más irónica que nunca. 

Me sigue dando risa. 


Hace unos años tuve una crisis existencial acerca de a lo que me quería dedicar para "ganarme la vida". Concluí que quería ser escritora de viajes. Trabajé en ello, recibí mis frutos y me encaminé a seguir cosechando...hasta que acepté un trabajo por necesidad. Una cossa llevo a la otra, hasta en cada una de mis manos tenía dos opciones. Uno, era seguir dedicándome a potenciar lo que había creado en torno a los viajes (blog, fotografías, influencia, etc), y lo otro era avocarme al trabajo en el que me estaba desempeñando, y el cual había cautivado mi atención, ya que una de las principales razones que dispararon mi crisis vocacional fue que no me sentía agusto en los puestos que me habían tocado desempeñar. 

Y aquí viene la ironía de mi vida, la cual sigue azotándome (?) hasta estos días. Por poner un ejemplo: mañana salgo de viaje de comisión, ahora se me hace cotidiano, pero hace unos años hubiera hasta trabajado gratis por vivir esta experiencia. Hoy ya me suena tan emocionante, ya que es parte de las funciones que vengo desempeñado. Más bien lo que si me emociona es poder hacer bien mi trabajo, aprender más y colaborar a que la instiitución pública donde laboro pueda tener una mejor gestión en beneficio de los ciudadanos. 

Mis intereses han variado. 

En medio de todo esto, sobretodo de las grandes oprtunidades que me da la vida, porque lo veo así, nunca como una carga; me siento en la obligación (y nace de manera personal) de dar lo mejor de mi msima. Eso sí, cuidando mi ego, que bien siempre sale a relucir en momentos en los que se requiere consenso. Me doy cuenta de mis defectos, más no siento que sea una mala persona y mucho menos siento que tenga el papel adecuado para juzgar a los demás. Cada quien con sus propios problemas. Sé que soy dura, algo tosca, medio descorazonada, lo sé, y lo reconozco. Estoy tratando de mejorar como persona cada día, tal vez me tome más tiempo de lo necesario. No pretendo desagradarme por agradar a los demás. Ya tuve suficiente con el tema de la autoflagelación para estar a estas alturas siguiendo con el mismo cuento. 

Aqui me tienen nuevamente, escribiendo por este lugar. Espero no desaparecer por mucho tiempo.

sábado, 30 de julio de 2016

Novedades del 2016

Hace mucho que no escribo por aquí. Esta vez no quiero pasar la oportunidad de dejar estas líneas, a pesar que tengo una fila de cosas por hacer. Siento que estoy viviendo la época más ocupada de mi vida y por alguna extraña razón me siento bien. 

Tengo pendiente terminar un informe que me persigue desde hace días, leer para el diplomado, lavar ropa, limpiar, escribir sobre los últimos viajes que he realizado, crear contenido para Nací en Do, editar fotos, bajar música, nivelarme con el gimnasio, y le he adicionado 3 libros más por leer a mi vida. Entre otras cosas, atender a mis perros, pasar tiempo con mi familia, mejorar las relaciones con mis amigos, superarme a mi misma y pensar en la eternidad del mosquito jajaja.

Esta etapa de mi vida me toca vivirla así. Es más yo escogí y sigo escogiendo cómo serán mis días. Escojo reírme o renegar, escojo intentar estar bien o optar por hacer gris mis días. No voy a negar que hay momentos en los que me quiero tumbar, no verle la cara a nadie, mandar al carajo a la gente y hacer lo que se me de la gana. No hay perfección en esta vida, Entiendo que yo no soy dueña de la gente, no puedo pretender jugar a ser Dios y querer que las personas actúen como a mi mejor me parezca. Lo único de lo que tengo control es sobre mi misma. Así que procuro estar en paz conmigo misma y que las cosas no me afecten demasiado. 

Busco alegría, luz, mejora. Lo busco y quiero tener eso en mi vida. Ese es mi deseo personal. Y también soy consciente que cada uno ve por lo que mejor le parezca. No estoy en esta vida para que las personas actúen como yo, sino para aceptarlas y amarlas como son. 

***

Tengo dos perros traviesos. 

lunes, 21 de septiembre de 2015

Mi colección Keri Smith

Comprar un “libro no libro” es algo confuso para un amante de los libros, más aún si el autor te propone una serie de ejercicios que atentan contra el estado físico del libro. Por mucho tiempo me resultó difícil subrayar un libro con otro utensilio que no sea un lápiz. Un día me puse a pensar en el por qué de esa acción y concluí que gran parte de ese supuesto cuidado se debía a que tenía miedo a equivocarme. Miedo a que el libro se vea feo, miedo a subrayar y no poder borrarlo; también miedo a romperlo, mancharlo y ensuciarlo.  

Tiempo después escuché en la radio que una buena lectura implica también subrayar, resaltar y anotar ideas sobre el libro. Miré mis libros bien cuidados y apilados cuidadosamente en mi escritorio y decidí comprarme lapiceros de colores y usarlos sobre mis libros. Desde ese entonces comprobé que las lecturas me resultaban más digeribles y que realmente podía divertirme leyendo textos que usualmente patearía por su complejidad. 

Yendo más allá

Leí sobre Keri Smith en escribir.me, descargué las “100 ideas para escribir” y me propuse hacerlas en un cuaderno. Quedé tan fascinada con los ejercicios que sentí curiosidad por saber más de ella y comprar algún libro. 

¿Quién es Keri Smith?



Mi colección

jueves, 13 de agosto de 2015

Liz en mi vida



Siempre me han gustado los perros. Creo que es una afinidad que heredé de mi papá. Desde muy chiquita tuve perros y perras (lamentablemente suena mal esa palabrita), hasta el 2008 ó 2009 - si no me falla la memoria- fue cuando de manera sorpresiva mi papá mando a "dormir" a nuestros dos queridos perros, argumentando que no tenía tiempo para limpiar sus heces ni hacerse cargo de las enormes raciones que demandaban diariamente. Reforzó las puertas con más chapas, compró los mejores candados y nos mandó a callar a todos diciéndonos que nadie se dignaba a limpiar el techo, salvo él. 

De hecho no sentí mucho la ausencia de mis perros, puesto que en esa época estaba en varias cosas. Por las mañanas estudiaba inglés, luego trabajé una temporada en un centro cultural, otras veces iba a casa a hacer mi tarea de inglés o las de la universidad. Por la noche iba a clases hasta muy tarde, y así transcurrían mis días.

Nuevamente llego a un punto que se me hace difícil explicar. Bien, lo intentaré. En esos años, los estudios eran mi vida: el inglés me encantaba (y me sigue encantando) y me había enganchado con la universidad. A parte de eso, no tenía mucho. O al menos eso era lo que yo creía. De cierta forma me refugié en las notas y en el academicismo para paliar algunos vacios en mi vida. A la vez estaba pasando por un periodo de depresión que era producto de varios factores que en ese momento no me resultaban claros.

martes, 21 de julio de 2015

El acto de exponer-se.


Yo no sé. No sé porque comienzo con esta frase. Me recuerda a la libertad de los blogs, se siente tan bien escribir lo que a uno le nazca...tan bien. Qué trabajo, qué dinero, qué reglas. Ahí vamos. 

Mira que nuevamente la vida me da las cosas que alguna vez sentí que no las volvería a vivir. En algún momento de mi vida le puse un nombre a la vida: boomerang. Así cuando ayer estaba regresando a (mi nueva) casa y a punto de no pagar pasaje, se me vino a la mente la idea de que la vida nos regresa lo que alguna vez damos o dejamos de dar. Pago no más. No sé si sera cuestión de ética, moral, o de que me visualicé en una situación en la que no tenía ni un centavo o cuando me había olvidado el monedero en casa y un cobrador me dejó viajar gratis. Será la mezcla de muchas cosas lo que al fin y a cabo me empujaron a ser más consciente de lo que uno da, de la cosecha, de las neuronas espejo, del reconocerse a uno mismo en los demás. 

Ya casi no se trata de mí y mis usuales mis hábitos egoístas. 

Yo me dije que no escribiría de esto hasta que pase, porque de algún modo quería terminar de procesarlo. El hecho de encarar las cosas del pasado y de no juzgar los resultados, simplemente vivir y guiarme por el qué estoy haciendo ahora para llegar a donde quiero estar mañana. Pero a la vez, el vivir el presente, porque el hoy será  algún día lo que justamente estudio: Historia.
 

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