Mira que nuevamente la vida me da las cosas que alguna vez sentí que no las volvería a vivir. En algún momento de mi vida le puse un nombre a la vida: boomerang. Así cuando ayer estaba regresando a (mi nueva) casa y a punto de no pagar pasaje, se me vino a la mente la idea de que la vida nos regresa lo que alguna vez damos o dejamos de dar. Pago no más. No sé si sera cuestión de ética, moral, o de que me visualicé en una situación en la que no tenía ni un centavo o cuando me había olvidado el monedero en casa y un cobrador me dejó viajar gratis. Será la mezcla de muchas cosas lo que al fin y a cabo me empujaron a ser más consciente de lo que uno da, de la cosecha, de las neuronas espejo, del reconocerse a uno mismo en los demás.
Ya casi no se trata de mí y mis usuales mis hábitos egoístas.
Yo me dije que no escribiría de esto hasta que pase, porque de algún modo quería terminar de procesarlo. El hecho de encarar las cosas del pasado y de no juzgar los resultados, simplemente vivir y guiarme por el qué estoy haciendo ahora para llegar a donde quiero estar mañana. Pero a la vez, el vivir el presente, porque el hoy será algún día lo que justamente estudio: Historia.