miércoles, 29 de octubre de 2014

El Charlatán

"El Charlatán es esa vocecita interior que trata de enloquecernos...!y, a menudo, lo consigue! (...) es la voz que presagia ruina, carencia y pérdida. Estamos tan habituados a su presencia que, a menudo, ni siquiera notamos que nos está hablando (...)"
Susan Jeffers 


Muchas veces al dormir pienso en la suerte que tengo. Tengo tantas cosas geniales en mi vida. Tengo a mi familia bien. Mis padres me entienden, a su modo, pero me entienden. Respetan mis decisiones. Me dejan equivocarme. Me apoyan. Tengo un techo donde dormir, un espacio propio, luz, agua, comida, comodidades. Uff tengo tantas cosas buenas. Buenos amigos, vecinos, compañeros. Una carrera, un modo de ganarme la vida, con el cual peleo a veces, pero es lo que tengo y por eso ya estoy agradecida. En este momento me siento tan bendecida. !Qué bonito! !Qué felicidad!

El domingo mientras regresaba a casa después de un evento me sentía algo ida. Luego, pensaba en que tal vez no debía haber ido. Me costó bastante ir. En la mañana casi no podía levantarme de la cama. Hasta que me dije a mi misma: ¿Qué puedo perder? Pase lo que pase, lo afrontaré. Y en medio del evento empece a notar las cosas que me fastidiaban: las largas y aburridas esperas, las expectativas de que las cosas salgan bien, los problemas de último momento, y cosas por el estilo. Todo parecía ser un espiral de infortunios. La mente me comenzaba a funcionar en modo claroscuro.


Cuando llegó la noche pensé: ¿y si en vez de pensar en las cosas negativas, pienso en las cosas positivas de ese día? Fue difícil al principio. Abrí un cuaderno y anoté varias ideas, desde cómo estuvo el clima ese día o el hecho de haber estado en un lugar al que nunca antes había ido, o mi decisión de haber ido a pesar de mis dudas y aceptar mis reacciones sin recriminarme. Al final concluí que hasta los pequeños detalles son importantes. Esa noche logré dormir mejor. Estaba manejando a mi Charlatán. 

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