Ha pasado mucho desde la última vez que escribo por aquí. Cada vez es menos usual que dedique tiempo de mi vida a reflexionar acerca de las cosas que me suceden, será que tiene que ver con lo rápido que parece pasar el tiempo cada vez más... Puede ser.
Es imposible no comentar que ya cuento con treinta años. Tengo muchas cosas bajo el brazo con esta nueva década. Escribía en el post anterior algo de mis resoluciones de vida, a las cuales trato de manterme fiel. La verdad es que mientras escribo todo me da tedio relatar acerca de lo que me viene aconteciendo, quiero terminar esta entrada. Debe ser la falta de costumbre de estar metida en la escritura. Ya no recuerdo mucho como es que siente escribir con tanto ahinco como lo hacia hace poco tiempo atrás. Muchas cosas han cambiado en mi vida desde el 2016.
Tener un trabajo, trabajar al fin y al cabo, y ajustarte a una rutina es algo determinante. Mi vida ha dado un giro casi completo. Se ha vuelto más irónica que nunca.
Me sigue dando risa.
Hace unos años tuve una crisis existencial acerca de a lo que me quería dedicar para "ganarme la vida". Concluí que quería ser escritora de viajes. Trabajé en ello, recibí mis frutos y me encaminé a seguir cosechando...hasta que acepté un trabajo por necesidad. Una cossa llevo a la otra, hasta en cada una de mis manos tenía dos opciones. Uno, era seguir dedicándome a potenciar lo que había creado en torno a los viajes (blog, fotografías, influencia, etc), y lo otro era avocarme al trabajo en el que me estaba desempeñando, y el cual había cautivado mi atención, ya que una de las principales razones que dispararon mi crisis vocacional fue que no me sentía agusto en los puestos que me habían tocado desempeñar.
Y aquí viene la ironía de mi vida, la cual sigue azotándome (?) hasta estos días. Por poner un ejemplo: mañana salgo de viaje de comisión, ahora se me hace cotidiano, pero hace unos años hubiera hasta trabajado gratis por vivir esta experiencia. Hoy ya me suena tan emocionante, ya que es parte de las funciones que vengo desempeñado. Más bien lo que si me emociona es poder hacer bien mi trabajo, aprender más y colaborar a que la instiitución pública donde laboro pueda tener una mejor gestión en beneficio de los ciudadanos.
Mis intereses han variado.
En medio de todo esto, sobretodo de las grandes oprtunidades que me da la vida, porque lo veo así, nunca como una carga; me siento en la obligación (y nace de manera personal) de dar lo mejor de mi msima. Eso sí, cuidando mi ego, que bien siempre sale a relucir en momentos en los que se requiere consenso. Me doy cuenta de mis defectos, más no siento que sea una mala persona y mucho menos siento que tenga el papel adecuado para juzgar a los demás. Cada quien con sus propios problemas. Sé que soy dura, algo tosca, medio descorazonada, lo sé, y lo reconozco. Estoy tratando de mejorar como persona cada día, tal vez me tome más tiempo de lo necesario. No pretendo desagradarme por agradar a los demás. Ya tuve suficiente con el tema de la autoflagelación para estar a estas alturas siguiendo con el mismo cuento.
Aqui me tienen nuevamente, escribiendo por este lugar. Espero no desaparecer por mucho tiempo.