30/09/2025
Hoy es el último día de setiembre. Ya falta muy poco para que se acabe este año. Me siento agotada, como si quisiera dormir por largas horas. También he vuelto a sentirme algo desolada y en cierta parte con la idea que mi vida se reduce a ser un hámster dando vueltas sobre una rueda.
Me cuesta leer, me disperso muy rápido y creo que le empiezo a sentir cierto desazón a las cosas del día a día. Me siento algo confusa, ya no quiero hacer más de lo que me "corresponde". Es como si ya estuviera cansada de lo mismo y de vivir para otros. El curso de la política también influye en mi desazón por el trabajo en el estado.
Siento que necesito calmarme, no buscar tanto, no hacer tanto, solo el ruido necesario para hacerme notar. A veces me siento mal por no ser capaz por pedir un aumento, de no atreverme a manifestar que percibo poco y muy por debajo de lo que el mercado ofrece. Siento que no confío en las personas, pero ¿qué tan importante es confiar?
Y pienso, es solo un trabajo, son solo piezas. Estoy tan angustiada que muchas veces no quiero pensar en lo que me sucede, simplemente quiero dejar que las cosas continúen así. Me veo conflictuada porque no sé si es que voy a seguir en esto de por vida y si seguiré sosteniendo esta inconformidad. Sé que nadie hablará por mi, sé que nadie se dará cuenta que no estoy conforme, nadie me dará nada si no lo pido o lo reclamo.
Por ratos pienso que necesito ser más conchuda, y me siento mal por no presionarme. A veces reniego de mi pasividad, de cómo la vida me pone en situaciones donde tengo que hacerme notar. Es tan difícil lidiar con este sentimiento de querer algo y a la vez no quererlo. Solo porque las normas sociales lo exigen.
Sinceramente, no me siento feliz trabajando en oficina, es algo que no va conmigo y cada vez que pienso en lo que me aguarda en los próximos 10 o 15 años, siento como si mi vida fuese efímera y se me escapara de las manos. Siento que me pierdo en medio de los deberes, el cumplimiento y en la productividad.
Me siento conflictuada, como si este fuera un karma que me persigue, que me ata de las manos. He experimentado el tiempo libre a voluntad propia y me he maravillado con lo que es vivir a partir de una decisión valiente.
Me cuesta aceptar que no soy la persona considerada exitosa y que gana el jugoso sueldo para acumular cosas. Me cuesta aceptar que por más que me esfuerce siempre seré como esa hormiga trabajadora que tiene que caerle bien a la persona indicada. Es terminal tener que vender el tiempo por unas cuantas monedas y aceptar que las oportunidades en nuestro país implican eso. Que todo sea jodidamente estresante, que el tráfico, la distancia, el transporte o lo caro que está todo.
