domingo, 29 de marzo de 2015

Otro (simbólico) comienzo.

Cuando leí esas palabras sentí como si un castillo de naipes se cayera dentro de mi cabeza. Sonaron como fichas de domino mezcladas con vasos de vidrios estrellándose contra el suelo. No siempre es bonito que te rechacen. No siempre es bonito no concretar planes y no tener un plan B. Luego de algunos segundos pensé en la frase que tengo pegada en mi escritorio: más vale una palabra de aliento después de un fracaso que una felicitación después de un logro.




I'm broke, but I'm happy.

Me reí como una desquiciada y no me importó. Descubrí lo que realmente me pasa cuando pasa. Me sentí feliz, agradecida y libre de culpas por estos meses de autoconocimiento. No puedo esperar para compartirselo a mi terapeuta. No sé qué pasará mañana o más adelante. Sólo sé que estoy dando lo que puedo. Sé que de algún modo estoy apostando por mi misma y eso me hace feliz a pesar de no tener un centavo. No lo cambiaría por nada del mundo. 

***
Estoy a punto de entrar a la recta final de mi segunda década de vida y no me asusta tanto. No quiero dar por sentado todo esto. Que siga la apuesta.


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