sábado, 15 de noviembre de 2008

Vallejo

Vivo de los recuerdos, es inevitable...tal vez por eso decidí estudiar historia. Pero el pasado no es sólo pasado, el pasado es el presente y será el futuro en la medida en que lo dejemos ser.

César Vallejo, al igual que Manuel González Prada, fue y es un personaje que marcó y marca mucho en mi vida.
Tenía 14 ó 15 años cuando por primera vez puse interés a uno de sus poemas. En ese tiempo estaba en la academia y el curso que más me gustaba era Literatura y en especial la Literatura Peruana.
Recuerdo que en una de las separatas de Literatura de la Trilce, la Academia, estaba el poema que más me gusta. Y a veces me suena a sacrilegio, pero así se suele pensar, a veces. Tal vez yo, muy a menudo.

Los dados eternos, dedicado a Manuel González Prada.
y ¿Por qué me gustó tanto ese poema? ¿Acaso es que reniego de Dios?
Nada de eso, es sólo que reniego de mí.


LOS DADOS ETERNOS

Para Manuel Gonzales Prada, esta
emoción bravía y selecta, una de las
que, con más entusiasmo, me ha aplau-
dido el gran maestro.

Dios mío, estoy llorando el sér que vivo;
me pesa haber tomádote tu pan;
pero este pobre barro pensativo
no es costra fermentada en tu costado:
¡tú no tienes Marías que se van!
Dios mío, si tú hubieras sido hombre,
hoy supieras ser Dios;
pero tú, que estuviste siempre bien,
no sientes nada de tu creación.¡
Y el hombre sí te sufre: el Dios es él!
Hoy que en mis ojos brujos hay candelas,
como en un condenado,Dios mío,
prenderás todas tus velas,
y jugaremos con el viejo dado.Tal vez ¡oh jugador!
al dar la suerte
del universo todo,
surgirán las ojeras de la Muerte,
como dos ases fúnebres de lodo.

Dios mío, y esta noche sorda, obscura,
ya no podrás jugar, porque la Tierra
es un dado roído y ya redondoa fuerza de rodar a la aventura,
que no puede parar sino en un hueco,
en el hueco de inmensa sepultura.

César Vallejo.
En: Los heraldos negros (1918)

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